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La Biografía de Martín Lutero el monje que cambio al mundo con el luteranismo

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Te presentamos la biografia de Martín Lutero, quien  fue un rebelde en todos los sentidos pero también generoso y fieramente honesto. Con su famosa frase Dios no necesita tus buenas obras, pero tu vecino sí

En su momento, fueron estas cualidades las que le proporcionaron muchos problemas con la Iglesia, pero que al día de hoy han abierto la mente y guiado el camino eclesiástico de muchos. En este artículo redactaremos a profundidad la vida del gran Martín Lutero, detallando los eventos que llevaron a la creación de su mayor legado: el luteranismo.

Contents

Primeros años

Nació el 10 de Noviembre de 1483, en Eisleben, Alemania, fue hijo de los campesinos Hans y Margarethe Luder. Fue bautizado al día siguiente en que se celebraba la festividad de San Martín de Tours, por lo que adoptó el nombre de éste. Un año después de su nacimiento, la familia se trasladó a Mansfeld, donde su padre dirigía varias minas de cobre.

Siendo descendiente y criado en un medio campesino, su padre, Hans Luder, soñaba que su hijo llegara a ser funcionario civil para darle honor y riquezas a la familia, por lo que envió al joven Martín a varias escuelas diferentes en Mansfeld, Magdeburgo y Eisenach.

Muchos años después, en 1501, cuando Martín tenía 18 años, ingresó en la Universidad de Erfurt, donde tocaba el laúd y recibió el apodo de “El filósofo”.

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Las 95 tesis de Martín Lutero parte importante en su vida

Recibió el grado de bachiller un año después, en 1502, y una maestría en 1505, como el segundo de 17 candidatos. Siguiendo los deseos de su padre, se inscribió en la Facultad de Derecho de esta universidad, pero tuvo un cambio de corazón durante una tormenta eléctrica el mismo año en que recibiese su maestría. Un rayo cayó cerca de él mientras regresaba de una visita a la casa de sus padres y aterrorizado por el incidente, en ese mismo instante gritó jurando convertirse en monje. Afortunadamente, salió con vida de todo el infortunio y abandonó la carrera de Derecho, vendió sus libros con excepción de los de Virgilio y entró en el monasterio agustino de Erfurt el 17 de Julio de ese mismo año.

Principios eclesiásticos

Desde entonces, el joven Martín Lutero se dedicó por completo a la vida del monasterio, comprometiéndose y esforzándose en realizar buenas obras con el fin de complacer a Dios y servir a otros mediante la oración por sus almas. Su vida tomó un giro complicado y peligroso cuando se dedicó con mucha intensidad al ayuno, a las flagelaciones, a largas horas en oración, al peregrinaje y a la confesión constante. Según afirmó Martín, hacía todas estas tareas debido a que, cuanto más intentaba agradar a Dios, más se daba cuenta de sus pecados.

Al ver su comportamiento errático, su superior, Johann von Staupitz, concluyó que el joven necesitaba más trabajo para distraerse de su descomunal reflexión, y ordenó al monje que comenzara una carrera académica.

En 1507 Lutero fue ordenado sacerdote y un año después comenzó a enseñar Teología en la Universidad de Wittenberg. Recibió su grado de bachiller en Estudios Bíblicos el 9 de marzo de ese mismo año.

Años después, el 21 de octubre de 1512, fue recibido en el Senado de la Facultad de Teología, dándole el título de Doctor en Biblia. Y en 1515 fue nombrado vicario de su orden, quedando a su cargo once monasterios.

Durante esta época estudió el griego y el hebreo para profundizar en el significado y los matices de las palabras utilizadas en las escrituras.

Sus ansias de obtener grados académicos llevaron a Martín a estudiar las Escrituras a profundidad e influido por la vocación humanista de ir “a las fuentes”, se sumergió en el estudio de la Biblia y de la Iglesia primitiva. Debido a esto, términos como la penitencia y la probidad tomaron un nuevo significado para Martín Lutero, que pasó a estar convencido de que la Iglesia había perdido la visión de varias verdades centrales que el cristianismo enseñaba en las Escrituras, siendo una de las más importantes de ellas la doctrina de la justificación solo por la fe. Empezó entonces a enseñar que la salvación es un regalo exclusivamente de Dios, dado por la gracia a través de Cristo y recibido solamente por la fe.

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Datos mas importantes de la vida de Martin Lutero

Más tarde, definió y reintrodujo el principio de la elegancia propia entre la Ley de Moisés y los Evangelios que reforzaban su teología de la gracia. Como consecuencia de estas enseñanzas, Martín se metió de lleno en la idea y creía que su principio de interpretación era un punto inicial esencial en el estudio de las Escrituras. Notó también que la falta de claridad al distinguir la Ley Mosaica de los Evangelios era la causa de la incorrecta comprensión del Evangelio de Jesús en la Iglesia de su época, a la que responsabilizaba de haber creado y fomentado muchos errores teológicos fundamentales.

Además de sus deberes como profesor, Martín también servía como predicador y confesor en la Iglesia de Santa María de la ciudad, además de predicar habitualmente en la iglesia del palacio, también llamada «de todos los santos», debido a que tenía una colección de reliquias proveniente de una fundación creada por Federico III de Sajonia.

Fue durante este periodo cuando el joven sacerdote se dio cuenta de los efectos de ofrecer indulgencias a los feligreses. Siendo la indulgencia el perdón, (parcial o total), del castigo que se mantiene por los pecados después de que la culpa ha sido absuelta, en aquella época, cualquier persona podía comprar una indulgencia, ya fuera para sí misma o para sus parientes muertos que permanecían en el Purgatorio. Siendo el fiel creyente que era, Martín Lutero vio este tráfico de indulgencias no solo como un abuso de poder, sino como una mentira, que podría llevar a la gente a confiar solamente en la mentira de las indulgencias, dejando de lado el sacramento de la confesión y el arrepentimiento verdadero y para llamar la atención a este asunto, predicó tres sermones contra las indulgencias en los 1516 y 1517.

Su enojo siguió creciendo y, según la tradición, el 31 de octubre de 1517 fueron clavadas sus 95 tesis en la puerta de la Iglesia del Palacio de Wittenberg como una invitación abierta a debatirlas. Las tesis en sí mismas condenaban la avaricia, el egoísmo y el paganismo en la Iglesia como un grave abuso, y pedían una disputa teológica en lo que las indulgencias podían dar. Por otro lado, en sus tesis no cuestionaba directamente la autoridad del Papa para conceder indulgencias.

Estas 95 tesis de Martín Lutero​ fueron rápidamente traducidas al alemán y ampliamente copiadas e impresas. No pasó mucho y al cabo de dos semanas se habían difundido por toda Alemania; pasados dos meses, por toda Europa.

Una vez llegadas a sus manos, el Papa León X hizo caso omiso de las tesis de Martín y no tardó en descartarlo como un “borracho alemán”, afirmando que  cambiaría de parecer cuando “estuviese sobrio”. Sin embargo y pese a sus afirmaciones, ordenó también al profesor dominico de teología Silvestre Mazzolini que investigara el tema, en 1508.

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Dispuesto a esta tarea, Mazzolini testificó que Martín Lutero se oponía de manera implícita a la autoridad del Sumo Pontífice, al mostrar desacuerdo con uno de sus privilegios, por lo que lo declaró hereje y escribió una refutación académica de sus tesis. En ella mantenía la autoridad papal sobre la Iglesia y condenaba cada «desviación» como una renegación. Martín no tardó en responder de igual manera y se desarrolló una acalorada controversia.

Mientras esto ocurría, Martín también tomó parte en la convención agustina en Heidelberg, donde presentó una tesis sobre la esclavitud del hombre al pecado y la gracia divina. En medio de su apasionado discurso y de la acalorada controversia por las indulgencias, el debate se elevó hasta el punto de que puso en duda el poder absoluto y la autoridad del Papa.

En vista de su oposición a las doctrinas impuestas, fue calificado de hereje, y el Papa mismo, decidido a destruir sus puntos de vista, ordenó llamarlo a Roma, pero el viaje no se realizó por problemas políticos.

Rebeldía

Tras estos acontecimientos y acusaciones, Martín Lutero, que antes profesaba ciega lealtad y obediencia a la Iglesia, negaba ahora ampliamente la autoridad papal y apelaba a que se celebrara un conclave; además de declarar en público que el papado no formaba parte de la esencia de la Iglesia original.

Deseando mantenerse en términos amistosos con el protector de Lutero, Federico el Sabio, el Papa realizó un intento final de alcanzar una solución pacífica al conflicto. Se realizó entonces una conferencia con el mayordomo papal, Karl von Miltitz, en Altenburgo, en enero de 1519, que llevó a Martín a decidir guardar silencio mientras que así lo hicieran sus oponentes, escribir una humilde carta al Papa y componer un tratado demostrando sus respetos a la Iglesia católica. Sin embargo, dicha carta nunca fue enviada porque no contenía anulación alguna. Más tarde compuso el tratado, en el que negó cualquier efecto de las indulgencias en el Purgatorio.

Cuando Johann Eck retó al colega de Martín, Carlstadt, a un debate en Leipzig, él mismo se sumó a este debate en el cual negó el derecho divino del trono papal y la autoridad de poseer el «poder de las llaves», que según él había sido otorgado a la Iglesia; también negó que la pertenencia a la Iglesia católica occidental bajo la autoridad del Papa fuera necesaria para la salvación, manteniendo la validez de la Iglesia Ortodoxa de Oriente.

Una vez dicho esto, no había esperanzas de paz.

Para el momento de 1519, los escritos de Martín Lutero circulaban ampliamente por Francia, Inglaterra e Italia, y los estudiantes se dirigían a Wittenberg para solo para escucharlo a él.

Las controversias generadas por sus escritos llevaron a Lutero a desarrollar sus doctrinas más a fondo, y su “Sermón en el Sacramento Bendecido del Verdadero y Santo Cuerpo de Cristo, y sus Hermandades” extendió el significado de la eucaristía para el perdón de los pecados y el fortalecimiento de la fe en aquellos quienes la reciben, apoyando además a que se realizara una asamblea para restituir la comunión.

El concepto luterano de “iglesia” fue desarrollado en su “En el Papado de Roma”, que además fue una respuesta al ataque del franciscano Augustín von Alveld en Leipzig en Junio de 1520; mientras que su “Sermón de Buenas Obras”, publicado en la primavera del mismo año, era contrario a la doctrina católica de las buenas obras y obras efectuadas por encima de los términos de la simple obligación; mantenía firme opinión de que las obras del creyente son verdaderamente buenas en cualquier llamado laico ordenado por Dios.

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Estatua de en honor a la vida de Martín Lutero en Alemania

La controversia en Leipzig hizo que Martín tomara contacto con los humanistas, especialmente con Melanchthon, Reuchlin y Erasmo de Rotterdam, y entabló relación con el caballero Ulrich von Hutten, quien a su vez influyó en caballero Franz von Sickingen para que hiciese lo mismo. Von Sickingen y Silvestre de Schauenburg querían mantener a Martín bajo su protección, invitándolo a su fortaleza en el caso de que no se sintiera seguro en Sajonia por causa del exilio papal.

Bajo estas circunstancias y confrontando a los nobles alemanes, Martín Lutero redactó “A la Nobleza Cristiana de la Nación Alemana”, donde encomendaba al laicado, como un sacerdote espiritual, la reforma requerida por Dios pero abandonada por el Papa y el clero. Fue en este punto en que, por primera vez, se refirió públicamente al Papa como el Anticristo. ​

Las reformas que proponía no sólo se referían a cuestiones doctrinales, sino también a abusos eclesiásticos: la disminución del número de legados y demandas de la corte papal; la abolición de los ingresos del Papa; la renuncia del papado al poder temporal; la abolición de las prohibiciones y abusos relacionados con la excomunión; entre otros. Posteriormente escribió polémicas doctrinales en el Preludio en el Cautiverio Babilónico de la Iglesia, especialmente con respecto a los sacramentos.

En lo que se refiere a la eucaristía, apoyaba que se devolviera el cáliz al laicado; y afirmaba la presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo en la eucaristía, pero rechazaba la enseñanza de que la eucaristía era el sacrificio ofrecido a Dios. Con respecto al bautismo, enseñó que traía la justificación sólo si se combinaba con la fe salvadora en el receptor. Sin embargo, mantenía el principio de la salvación incluso para aquellos que más tarde cayeran y se reivindicasen. Y por último, sobre la penitencia, afirmó que su esencia consiste en las palabras de la promesa de exculpación recibidas por la fe.

Para él, sólo estos tres sacramentos podían ser considerados como tales, debido a su institución divina y a la promesa divina de salvación conectada con ellos.

El 15 de Junio de 1520, el Papa advirtió a Martín con la concesión Exsurge Domine, que se arriesgaba a la excomunión a menos que en un plazo de sesenta días repudiara 41 puntos de su doctrina seleccionados de sus escritos. Solo para recibir respuesta en Octubre, cuando Martín envió su escrito “En la Libertad de un Cristiano” al Papa, añadiendo la frase: “Yo no me someto a leyes al interpretar la palabra de Dios”.

Sin embargo, la ejecución de la prohibición fue impedida por la relación del Papa con Federico III de Sajonia y por el nuevo emperador Carlos V quien, viendo la actitud papal hacia él y la posición de la Dieta, consideró excluido apoyar las medidas contra Martín Lutero. Pero para el inicio del año siguiente, el 3 de Enero de 1521, fue publicada en Roma la concesión Decet Romanum Pontificem, por la que el papa León X excomulgaba a Lutero.

Poco después, el emperador Carlos V inauguró la Dieta imperial de Worms el 22 de Enero de 1521 y Martín fue llamado a renunciar o reafirmar su doctrina y le fue otorgado un permiso para garantizar su seguridad.

Lutero se presentó ante la Dieta el 16 de abril y Johann Eck, un asistente del Arzobispo de Tréveris, presentó a Lutero una mesa llena de copias de sus escritos. Le preguntó si los libros eran suyos y si todavía creía en lo que esas obras enseñaban y Martín pidió un tiempo para pensar su respuesta, el cual le fue concedido. Durante su tiempo de reflexión, oró, consultó con sus amigos y mediadores y se presentó ante la Dieta al día siguiente para afirmar, sin una sola sombra de duda, que no se retractaba de los que los escritos que él mismo había redactado.

En los siguientes días se hicieron conferencias privadas para determinar su destino, pero de que la decisión fuese tomada, Martín Lutero abandonó Worms, y desapareció durante su regreso a Wittenberg. En vista de esto, el Emperador redactó el Edicto de Worms, el 25 de Mayo de 1521, declarando a Martín Lutero prófugo y hereje, y prohibiendo sus obras.

Exilio

La realidad fue, que la desaparición de Martín durante el viaje de regreso de Wittenberg fue planeada desde antes. Federico el Sabio dispuso que una escolta enmascarada a caballo lo capturase y lo llevase al castillo de Wartburg en Eisenach, donde permaneció cerca de un año, tiempo durante el cual trabajó a paso firme en la traducción del Nuevo Testamento.

La estancia de Lutero en Wartburg fue el comienzo de un periodo constructivo de su carrera como reformador. En sus cartas empezó a traducir la Biblia, además de otros escritos, preparó la primera parte de su guía para párrocos y su “Sobre la confesión”, en la que niega la obligación de la confesión y admite la validez de las confesiones privadas voluntarias. También escribió en contra del arzobispo Albrecht, a quien obligó a desistir de reiniciar la venta de indulgencias.

En sus ataques a Jacobus Latomus, avanzó en su visión de la relación entre la gracia y la ley, así como en la naturaleza comunicada por Cristo, distinguiendo el objetivo de la gracia de Dios para el pecador, quien al creer es justificado por Dios debido a la justicia de Cristo, de la gracia salvadora que mora dentro del hombre pecador. Al mismo tiempo puso énfasis en la insuficiencia del «principio de justificación», en la persistencia del pecado después del bautismo y en la inherencia del pecado en cada buena obra.

También, frecuentemente escribía cartas a sus amigos y aliados, respondiendo los envíos de éstos o preguntándoles por sus puntos de vista o consejos.

Matrimonio

El 8 de abril de 1523, Lutero había decidido ayudar a escapar a doce monjas del monasterio cisterciense en Nimbschen, cerca de Grimma en Sajonia, sacándolas del convento dentro de barriles. Tres de ellas se marcharon con sus parientes, mientras que las otras nueve fueron llevadas a Wittenberg. En este último grupo se encontraba Catalina de Bora, quien tras pasar por varios pretendientes, acabó por casarse con Martín, aunque éste sentía que no sería buen marido Lutero debido a su excomunión por el Papa y su persecución por parte del Emperador. Sin embargo, acabaron por contraer matrimonio y para evitar cualquier objeción por parte de sus amigos, actuó rápidamente en la mañana del 13 de Junio de 1525, se casándose legalmente con Catalina. Ella se mudó a la casa de su marido, el antiguo monasterio agustino en Wittenberg, y comenzaron a vivir en familia una vez nacidos sus seis hijos: tres niños, Johannes, Martín y Paul; y tres hijas, Elizabeth, Magdalena y Margaretha.

Biblia alemana

Cuando Lutero tradujo la Biblia al idioma alemán, la mayoría de la sociedad era analfabeta pues la Iglesia tenía el control del conocimiento. Sus miembros eran estudiosos y educados, mientras que la sociedad analfabeta adquiría sus conocimientos a través de la transmisión oral, la memorización y la repetición de los textos bíblicos. Fue Martín quien hizo posible el acceso al conocimiento, la información y la educación, desmitificando la Biblia con el fin de lograr la búsqueda de la verdad. Al traducir la Biblia, le restó el poder a la Iglesia católica sobre el pueblo alemán, y por el mismo motivo fue precursor de la reforma protestante. Su intención era que el pueblo tuviera acceso directo a la fuente del conocimiento sin la necesidad de intermediarios, haciendo posible la interpretación libre de los textos sagrados y la erradicación del analfabetismo en la sociedad alemana.

La traducción de la Biblia la inició durante su estadía en el castillo de Wartburg en 1521. Estando ésta escrita en latín medieval, Martín la tradujo al griego para posteriormente hacerlo al idioma alemán, con la ayuda de diccionarios en griego, latín, hebreo y alemán. Inicialmente sólo incluyó el Nuevo Testamento, ya que los textos originales del Antiguo Testamento no estaban escritos en latín o en griego. La traducción se publicó en septiembre de 1522 y la dedicó a Federico el Sabio, a quien tenía gran estima; la publicación causó gran conmoción en la Iglesia católica.

Dentro de la Biblia, Martín Lutero tenía una mala percepción de los libros de Ester, Hebreos, Santiago, Judas y del Apocalipsis. Sentía desagrado por la epístola de Santiago, pues encontraba que era muy poco lo que apuntaba a Cristo y su obra salvadora. También tenía duras críticas para el Apocalipsis, expresando que no podía “de ninguna forma detectar que el Espíritu Santo lo haya producido”. Aun así no los eliminó de su edición de las Escrituras.

Posteriores confrontaciones y protestantismo

Tiempo después, Martín revisó la liturgia en su “Misa Alemana” de 1526, acordando cómo debían ser los cultos diarios y la catequesis. Aun así, se oponía a una nueva ley de formas e instó a que se mantuvieran las otras liturgias. Aunque Lutero apoyaba la libertad cristiana en estas materias, también estaba a favor de mantener y establecer uniformidad litúrgica entre aquellos que compartían la misma fe en un área dada. Conservó el bautismo de infantes, por tradición, en contra de la oposición anabaptista la cual solo admitía el bautismo de adultos, por lo que condenó a sus miembros. Así mismo permanecieron los cuadros y adornos en las iglesias como los retablos pintados por Lucas Cranach el Viejo, buen amigo suyo, y Martín predicaba que las imágenes de los santos en sí no eran malas sino que todo dependía de la actitud de los creyentes; los cuadros podían ser educativos e inspirativos pero que no había que adorarlos.

La naturaleza de la eucaristía se convirtió en un tema importante en la vida de Lutero. Rechazaba la doctrina católica de la transubstanciación, pero mantenía la presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo bajo el pan y vino de misa. Apoyaba el significado literal de las palabras “Este es mi cuerpo”, “Esta es mi sangre”. Sintetizó sus creencias sobre el tema en su “Catecismo Menor”.

Debido a los peligros de las medidas que se tomaban de la Segunda Dieta de Espira en 1529 contra el protestantismo, Martín se declaró opuesto a cualquier alianza que ayudara a la herejía, aunque aceptó la invitación del Landgrave a asistir a un coloquio en Marburgo para resolver las materias en controversia.

Una vez en Marburgo, se enfrentó a Ecolampadio, mientras que Melanchthon fue antagonista de Zuinglio. Aunque establecieron una armonía no esperada en otros aspectos, no se pudo alcanzar un acuerdo en la Eucaristía. Se rehusó llamar a sus oponentes “hermanos”, aunque les deseaba paz y amor, mientras que estaba convencido de que Dios había cegado los ojos de Zuinglio, por lo que no podía ver la doctrina verdadera de la Cena del Señor. Con su habitual estilo polémico, denunció a Zuinglio y sus seguidores llamándolos “fanáticos” y “demonios”.

Las bases de Martín Lutero en materia de doctrina eucarística partían del entendimiento simple y directo de las palabras de Cristo, si bien daba importancia al sacrificio corporal de Cristo y al hecho de ofrecer ese mismo cuerpo a los comulgantes en la Eucaristía. También sostuvo que la sola recepción de la comunión es inútil sin fe, aunque no compartía la visión de que la Eucaristía fuese sólo una simple conmemoración, reconoció la existencia de una dimensión conmemorativa.

En 1528, Federico III pidió a Martín que visitara las iglesias locales para determinar la calidad de la educación cristiana que recibía el campesinado. Una vez hecho esto, Martín repudió tanto el bajo nivel de calidad que presenció, que preparó los Catecismos Menor y Mayor, que se trataban de materiales de instrucción y devoción que consideraba como los fundamentos de la fe cristiana, entre los que se encontraban los Diez Mandamientos, el Credo apostólico, el Padrenuestro​, bautismo, confesión y absolución, la eucaristía y oraciones. El Catecismo Menor iba dirigido a la gente sencilla, mientras que el Mayor a los pastores.

Tiempo después, ocurrió la aparición del ejército turco, un enemigo común para todo el Sacro Imperio. Al ocurrir esto, ocurrió un cambio radical en el escenario político: ahora Carlos V buscaba la unidad para poder hacer frente a la nueva amenaza, para lo cual se convocó en 1530 la Dieta de Augsburgo, con el fin de aclarar de forma definitiva la relación del Imperio con el protestantismo. Martín Lutero, prófugo del Imperio, permanecía a salvo en Coburgo, inspirando desde allí el discurso de Melanchthon ante el Emperador. Si bien se abstuvo de mantener una actitud autoritaria, no le agradó la delicadeza y la cautela de Melanchthon, porque éste no llegó a plantear cambios doctrinales, salvo el de la abolición del papado.

Ocurrió otro cambio importante en esta época, hasta ese instante Martín Lutero sostenía que de ningún modo desobedecería al Emperador, incluso si su decisión era equivocada. Pero su posición fue cambiando poco a poco al escuchar la opinión de juristas que aseguraban que, en los casos de notoria injusticia pública, las propias leyes imperiales otorgaban derecho de resistencia. Fue en 1531 cuando aceptó la posibilidad de adoptar la desobediencia civil en su escrito “Warnung an die lieben Deutschen”, siempre y cuando se efectuara por las causas correctas. Pero años después, en 1539, se retractó de tales afirmaciones.

Muerte de Martín Lutero

El último viaje de Lutero a Mansfeld lo realizó debido a su preocupación por las familias de sus hermanos y hermanas, quienes continuaban en la mina de cobre de Hans Lutero, que estaba amenazada por las intenciones del Conde Albrecht de Mansfeld de controlar esa industria para su beneficio personal. Lutero viajó dos veces hacia fines del 1545 con el objetivo de participar en las negociaciones para llegar a un acuerdo, pero fue necesaria una tercera visita a principios de 1546 para completar las mismas. Las negociaciones concluyeron con éxito el 17 de febrero de ese mismo año, pero pasadas las 8 de la noche de ese día, comenzó a sufrir dolores en el pecho. Al irse a la cama oró diciendo: “En tus manos encomiendo mi espíritu; me has redimido, oh Señor, fiel Dios”.

A la una de la madrugada despertó con un agudo dolor de pecho y fue envuelto con toallas calientes. Sabiendo que su muerte era inminente, le agradeció a Dios por haberle revelado a su Hijo, en quien él había creído.

Asía, a las 2:45 de la mañana del 18 de febrero de 1546 en Eisleben, la ciudad donde nació, murió el gran personaje de Martín Lutero.

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Conclusion

Así finalizamos la biografía de Martín Lutero, un hombre que vivirá en la historia por haber hecho una reforma a la iglesia católica y haber inspirado una nueva doctrina teológica denominada el luteranismo aun vigente y con gran numero de seguidores en nuestros días.