
Te presentamos la biografía de Ignacio Manuel Altamirano, un escritor que mas allá de su pasión por la literatura, fue partícipe de muchas reformas y eventos gubernamentales, llegando él mismo a ocupar cargos como cónsul o magistrado.
La ingratitud es el precio del favor inmerecido. Ignacio Manuel Altamirano
En la historia de México ha habido centenares de grandes escritores que usaron la pluma como un pintor su pincel, para plasmar arte y un legado para el futuro, uno de sus mejores exponentes fue Ignacio Manuel Altamirano, para conocer un poco más sobre su interesante vida y obra, daremos un paseo por su biografía.
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Primeros años
Nacido en Tixtla, Guerrero, México, el 13 de noviembre de 1834, fue descendiente directo de una familia indígena y, como producto de ello, llegó a la edad de 14 años sin hablar castellano ni saber leer ni escribir.
Afortunadamente, su padre tenía una posición de mando entre los chontales y en por la época de 1848 fue nombrado alcalde de Tixtla, lo cual dio al niño Ignacio Manuel, aún de 14 años, la oportunidad de ir a la escuela. Inició Ignacio desde entonces un proceso de alfabetización en su pueblo natal que sorprendió a todos por su rapidez y la facilidad que tenía para aprender y comprender. Su talento era tal que para el año siguiente (1849) le fue otorgada una beca para estudiar en el Instituto Literario de Toluca, donde impartía clases Ignacio Ramírez, que se convertiría en mentor y amigo de Ignacio Altamirano.
La influencia de su nuevo maestro prendió rápidamente en el joven Ignacio, que pronto iba a dar pruebas del doble amor que había de dirigir y determinar las opciones más relevantes de su vida.

Comenzó a estudiar derecho en el Colegio de San Juan de Letrán. Más allá de sus estudios formales, también perteneció a asociaciones académicas y literarias como el Conservatorio Dramático Mexicano, la Sociedad Nezahualcóyotl, la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, el Liceo Hidalgo y el Club Álvarez.
Vida posterior de Ignacio Manuel Altamirano
En su adultez se consolidó como gran defensor del liberalismo y tomó parte en la revolución de Ayutla en 1854 contra el santanismo. Más tarde fue partícipe en la guerra de Reforma y combatió contra la invasión francesa.
Tras ponerse decididamente al lado de los seguidores de Benito Juárez, fue elegido en 1861 diputado al Congreso de la Unión, donde exigió que se castigase al enemigo; enarboló el estandarte de la patria libre y, en 1863, luchó contra el imperio de Maximiliano y la invasión francesa, alcanzando, en 1865, el grado de coronel por su participación en las batallas de Tierra Blanca, Cuernavaca y Querétaro.
Después de este periodo de conflictos militares y ya reestablecida la república, Ignacio se dedicó a la docencia, la literatura y el servicio público trabajando como maestro en la Escuela Nacional Preparatoria, en la de Escuela Superior de Comercio y Administración y en la Escuela Nacional de Maestros. Además de desempeñar distintas funciones como magistrado, presidente de la Suprema Corte de Justicia, oficial mayor en el Ministerio de Fomento y cónsul en Barcelona y París.

Durante esta época también trabajó en la prensa y junto con Guillermo Prieto y su mentor Ignacio Ramírez fundó el Correo de México, publicación que le sirvió para exponer y defender su ideario romántico y liberal; y con Gonzalo A. Esteva fundó la revista literaria El Renacimiento, en la que colaboran escritores de todas las tendencias literarias, cuyo objetivo era hacer resurgir las letras mexicanas. Fundó varios periódicos y revistas como: El Correo de México, El Renacimiento, El Federalista, La Tribuna y La República.
Para 1861 en la actividad pública, se desempeñó como diputado en el Congreso de la Unión en tres períodos, durante los cuales abogó por la instrucción primaria gratuita, laica y obligatoria. Fue también procurador General de la República y fiscal.
Sentó las bases de la instrucción primaria gratuita, laica y obligatoria que tanto defendió el 5 de febrero de 1882. Fundó el Liceo de Puebla y la Escuela Normal de Profesores de México y escribió varios libros de gran éxito en su época, en que cultivó diferentes estilos y géneros literarios.
Sus estudios críticos se publicaron en revistas literarias de México, en las que también fueron publicados sus discursos.

Altamirano amó las leyendas, las costumbres y las descripciones de paisajes de México. En 1867 comenzó a destacar y orientó su literatura hacia la afirmación de los valores nacionales, también ejerció como historiador literario y crítico. En 1868, publicó Clemencia, considerada por los estudiosos como la primera novela mexicana moderna, teniendo una destacada intervención en las Veladas Literarias que tanta importancia tuvieron en la historia de la literatura mexicana.
En sus escritos, lo caracterizó el deseo de renacimiento literario y el encendido nacionalismo. En 1871, hizo la publicación Rimas en cuyas páginas las descripciones del paisaje patrio le sirven de instrumento en su búsqueda de una lírica genuinamente mexicana.
Muerte
En la última fase de su vida inició una serie de viajes que le llevaron a ocupar los consulados mexicanos de las ciudades europeas de Barcelona y París y a realizar un posterior viaje por Italia, en donde falleció el 13 de febrero de 1893, en San Remo.
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Conclusión
Concluimos la biografía de Ignacio Manuel Altamirano expresando nuestro respeto y admiración por un hombre que defendió fuertemente sus raíces indígenas y sentó los precedentes de la literatura Mexicana.