
Conoce la biografía de Gabriela Mistral, autora de las palabras que dan inicio a este articulo ¡Que palabras tan singulares las de Gabriela Mistral! ¡Que singular fue ella como persona! Fue un ejemplo de mujer y de latinoamericana, de eso no hay duda, no por nada fue la primera iberoamericana en ganar el Premio Nobel a la Literatura.
Pero hay mucha historia que contar antes de eso, su biografía nos da una mirada directa a los inicios de la enigmática poetisa y mujer. empezemos con esta frase «No digas lo que piensas pero piensa lo que dices».
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Infancia y juventud
Nacida como Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, el 7 de abril de 1889 en Vicuña, Región de Coquimbo, Chile, fue Hija de Juan Jerónimo Godoy Villanueva y de Petronila Alcayaga Rojas. Apenas a los 10 días de su nacimiento, sus padres la llevaron trasladaron su residencia a La Unión, y a sus tres años volvieron a mudarse al que sería el hogar de corazón de Gabriela, Montegrande.
Fue también a esta edad que su padre abandonó el hogar de la familia, pero la bebé Gabriela nunca lo resintió y siempre lo quiso y defendió, hasta el punto de afirmar que fue él quien le inspiró su amor por la poesía, al encontrarse ella con unos versos escritos por su padre.
A la edad de 15 años, en 1904, comenzó a trabajar como profesora ayudante en la Escuela de la Compañía Baja, en La Serena, y empezó a mandar colaboraciones al diario “El Coquimbo”, en el cual escribió durante un año mientras también colaboraba en “La Voz de Elqui”, de Vicuña.

Desde 1908 fue maestra en la localidad de La Cantera y después en Los Cerrillos. No estudió para esta carrera, ya que no tenía dinero para ello y en sus intentos para ingresar en una escuela normal, fue excluida por perjuicios religiosos. Pero dos años después convalidó sus conocimientos obtuvo el título oficial de “profesora de Estado”, con lo que pudo ejercer la docencia en la educación secundaria. Desafortunadamente, este hecho le costó la rivalidad y envidia de sus colegas ya que había recibido su título por la convalidación de sus conocimientos y experiencia, sin haber concurrido al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile como todos los demás, y posteriormente, su valía profesional quedó demostrada al ser contratada por el Gobierno de México para asentar las bases de su nuevo sistema educacional.
Inicios en la literatura
Años después, el 12 de diciembre de 1914 participó en el concurso de literatura de los “Juegos Florales” organizados por la FECh (Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile) en Santiago, en el que obtuvo el primer premio por sus “Sonetos de la muerte”.
Desde entonces utilizó el pseudónimo literario “Gabriela Mistral” en casi todos sus escritos, en homenaje a dos de sus poetas favoritos: Gabriele D’Annunzio y Frédéric Mistral.
Tres años después, en 1917, Julio Molina Núñez y Juan Agustín Araya publicaron una de las más importantes antologías poéticas de Chile, “Selva lírica”, donde “Lucila Godoy” aparece ya como una de las grandes poetas chilenas. Esta publicación es una de las últimas en que utiliza su nombre verdadero.
Posteriormente a este hecho, ejerció como educadora en distintos liceos alrededor de todo Chile, pero, después de haber dirigido dos liceos de pésima calidad, decidió oponerse y ganó el puesto de directora del Liceo № 6 de Santiago, en el que tristemente los profesores no la recibieron bien por su falta de estudios profesionales.
En 1922 fue publicada su obra “Desolación” por el Instituto de Las Españas, en la ciudad de Nueva York, por iniciativa de su director, Federico de Onís, y fue considerada su primera obra maestra. La mayoría de los poemas que formaban este libro los había escrito diez años atrás mientras residía en la localidad de Coquimbito.

El 23 de junio de 1922, Gabriela Mistral, en compañía de Laura Rodig, zarpó hacia México invitada por el entonces ministro de Educación José Vasconcelos, donde permaneció casi dos años.
Un año después, en 1923, se inauguró su estatua en México y, tras una gira por Estados Unidos y Europa, volvió a Chile, donde la situación política era tan tensa que se vio obligada a partir de nuevo, esta vez para servir en Europa como secretaria de una de las secciones de la Liga de Naciones en 1926; el mismo año ocupó la secretaría del Instituto de Cooperación Internacional, de la Sociedad de las Naciones, en Ginebra.
En 1924, publicó en Madrid “Ternura”, libro en el que practicó la novedosa “poesía escolar”, renovando los géneros tradicionales de la poesía infantil, como canciones de cuna y arrullos. 5 años más tarde, falleció Petronila Alcayaga, su madre, por lo cual le dedicó la primera parte de su libro “Tala”.
Vida posterior
A partir de 1933, y durante un periodo de veinte años, trabajó como cónsul de su país en ciudades de Europa y América. Y años más tarde, el 10 de diciembre 1945, ganó el premio Nobel en Literatura, que le fue entregado en Petrópolis, la ciudad brasileña donde desempeñaba la labor de cónsul desde 1941 y donde dos años antes se había suicidado Juan Miguel Godoy Mendoza, su sobrino de 18 años, apodado afectuosamente “Yin Yin”. Este hecho afectó muchísimo a Gabriela, ya que mantenía una relación sumamente cercana, como una madre, para con él.
A finales de ese mismo año regresó a Estados Unidos por cuarta vez, entonces como cónsul en Los Ángeles y, con el dinero ganado con el premio, se compró una casa en Santa Bárbara. Fue allí donde al año siguiente escribió gran parte de “Lagar I”, en muchos de cuyos poemas se observa la huella de la Segunda Guerra Mundial.
Un año después, conoció a la escritora estadounidense, Doris Dana, quien se convirtió en su mejor y más cercana amiga, y en 1953 fue nombrada cónsul en Nueva York.
En 1954, Gabriela Mistral fue recibida con honores tras la invitación del gobierno de Chile encabezado por Carlos Ibáñez del Campo. En esa ocasión la acompañó la misma Doris, a quien la prensa nacional identificaba como “la secretaria de Mistral”.

Últimos años
Mistral había padecido de diabetes y problemas cardíacos toda su vida, pero no fue esto lo que la llevó a la muerte; sino un cáncer de páncreas que provocó su fallecimiento el 10 de enero de 1957, en el Hospital de Hempstead, en la ciudad de Nueva York, estando Doris Dana presente.
Doris Dana permaneció como testamentaria de la obra de Mistral y evitó enviarla a Chile hasta que no se reconociera a la poeta como correspondía a su estatura mundial. Incluso se le llegó a extender una invitación de parte del gobierno del presidente Ricardo Lagos Escobar, cosa que ella gentilmente rechazó.
En su testamento, Mistral estipuló que el dinero producido por la venta de sus libros en América del Sur debía destinarse a los niños pobres de Montegrande, y el de la venta en otras partes del mundo a Doris Dana y Palma Guillén, quien renunció a esa herencia en beneficio de los niños pobres de Chile. Esta petición de la poeta no se había podido realizar debido al decreto 2160, que derivaba los fondos a editoriales e intelectuales. Este decreto fue derogado y actualmente los ingresos producto de su obra llegan a los niños de Montegrande en el valle del Elqui.
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Conclusión
Gabriela Mistral era inteligente y generosa en partes iguales. Intrépida e ingeniosa, creó obras que han trascendido hasta el día de hoy. Más que eso, sus ideales se han extendido hasta el día de hoy. Su corazón puro decidió dedicar el fruto de sus esfuerzos a los niños pobres de su hogar en Chile, incluso estando prohibido en ese momento. Tal fue su influencia, que logró combatir contra esto y ahora hay muchos niños que tuvieron un futuro mejor en ese entonces gracias a Gabriela Mistral.
Leer la biografía de Gabriela Mistral causa un deleite para los ojos, su vida estuvo marcada por arte y ternura en partes iguales. Sin duda alguna, una vida maravillosa. Algunos personajes relacionados con su nombre: Gabriele D’Annunzio, Frédéric Mistral, Federico de Onís, Laura Rodig, José Vasconcelos, Doris Dana, Ricardo Lagos Escobar.